La decisión
Jean-Paul Grasset.
Texto presentado en la defensa de la tesis "La decisión. El problema de la responsabilidad en Ser y tiempo" (UMCE, 2007), efectuada el 10 de Enero de 2007
Comienzo con una advertencia. Para mostrar de manera concentrada y precisa este trabajo, desplegaré mi exposición en tres momentos: presentación y contextualización del tema, explicación del problema y cuenta de la investigación, esto último a través de cinco trazos estructurales que recorren los conceptos y conclusiones de la misma. De esta manera hablaré, pues, de la decisión.
***
¿Qué hay de la decisión en el pensamiento de Heidegger, en la analítica existencial? ¿Se juega ésta última, en su potencia cuestionante, como decisión? ¿Y qué hay de la responsabilidad? ¿Se habla de ella en la ontología fundamental? ¿Podemos preguntar si acaso la responsabilidad está alojada en la decisión?
Estas preguntas motivan y abren mi indagación en torno a los conceptos de “decisión” y “responsabilidad” en Ser y Tiempo. Indagación que se pregunta lo que es, o lo que hace propiamente, la decisión en dicha obra. Para esto, he analizado dicho término a través de la “mundaneidad de la decisión”[1], que es el nombre de la cadena conceptual “apertura-resolución-decisión”. Hablo de “mundaneidad” de la decisión, pues este concepto, como momento constitutivo del estar-en-el-mundo, es una determinación existencial del Dasein (es decir, la mundaneidad misma es un existencial). De acuerdo con esto, el mundo en que el Dasein está es captado por Heidegger al modo del “cómo” le va a este ente su ser. El Dasein “está-en” el mundo porque la mundaneidad le adviene.
Por otra parte, he de explicar la cadena conceptual mentada con el nombre recién analizado. Dicho encadenamiento se compone de tres términos: 1) “apertura” (hecho de que el Dasein está abierto al mundo, a sí mismo, y sobre todo al ser, por cuanto se trata de un ente comprensor y afectivamente dispuesto); 2) “resolución” (callado abrirse y proyectarse en disposición de angustia hacia el más propio Schuldigsein); y “decisión” (como momento propiamente actuante del acto resolutorio). Este encadenamiento recoge la noción de mundaneidad, en cuanto que la decisión está abierta a, y resuelta para el mundo mismo de la existencia, en el cual el Dasein está lanzado y expuesto.
Al transitar este camino, y como condición para seguir avanzando en él, sale al encuentro el concepto de Schuldigsein, “ser-culpable”, exigiendo una explicitación para comprender el fenómeno de la “resolución”. Este término hace resaltar el problema de un posible ‘concepto’ de responsabilidad, que no ha sido nombrado como tal dentro de la analítica. El sentido de este término se expresa como tal en la Schuldigkeit, la culpabilidad a priori ínsita en el Dasein. Interpreto estos conceptos como “ser-responsable” y “responsabilidad”, respectivamente, bajo la hipótesis de que en ellos se asumiría la cuestión del ser como responsabilidad de decidir existencialmente, pues el Dasein se reconoce “culpable” o “en-falta” respecto de su modo de ser, y por tanto llamado a resolver su existencia, para existir (valga la redundancia) según sus posibilidades propias.
Han sido estas razones las que me han conducido, dentro de un estudio sobre la decisión, a analizar este término conjuntamente con la noción de “responsabilidad”. El propósito fue mostrar cómo la Schuldigkeit se transforma en responsabilidad que está alojada en la decisión, en cuanto que esta resolución lo es sobre el modo propio de ser del Dasein.
¿Cuál es el problema específico abordado, entonces? Se trata de una relación entre la decisión y la responsabilidad. Formularé brevemente en qué consiste dicha relación, y el problema que de ella surge.
El ser-culpable es entendido por Heidegger como ser-fundamento de una nihilidad: el sí-mismo tiene que poner el fundamento de sí, sin poder jamás adueñarse de éste. Sin embargo, el Dasein tiene que asumir, existiendo, el ser-fundamento. Al comprender la llamada, el Dasein “es obediente a su más propia posibilidad de existencia. Se ha elegido a sí mismo (...) “Sólo así puede ser responsable” (SuZ, §58, 287-288). Heidegger dirá más tarde que el acto existentivo de hacer esta elección de un ser-sí-mismo, como apropiación de sí en su poder-ser (el Dasein deja de este modo que el sí mismo “actúe en él”) es la resolución [Entschlossenheit], modo propio de la aperturidad, que es la “verdad más originaria del Dasein” (SuZ, §60, 315). En él le va al Dasein su poder-ser más propio que, en cuanto arrojado, puede proyectarse sólo hacia posibilidades fácticas determinadas, poniendo el ser del Ahí en la existencia de su situación. De este modo, el análisis del Gewissen culmina con el pensamiento de la decisión. El Dasein, resuelto, se hace cargo propiamente, en su existencia, del hecho de que él debe ser su fundamento y decidir cada vez acerca de él. En el concepto de Schuldigsein (y, correlativamente, en la culpabilidad, en la Schuldigkeit), estaría secretamente incrustado un ‘concepto’ de responsabilidad: ser-culpable, significaría, a la vez, ser-responsable. La existencia sería ya una decisión que el Dasein debe tomar, por cuanto carga con la responsabilidad por su ser, que no es otra que la puesta en juego de sus posibilidades.
A pesar de lo anterior, Heidegger no consentiría en hablar a este respecto de “responsabilidad” y “decisión”, si estas nociones se entienden en un sentido “moral” o “ético”, ni mucho menos en términos de “razón práctica”. En otras palabras, el Schuldigsein heideggeriano estaría desvinculado tanto de la ‘imputabilidad’ como de la subordinación a un ‘sistema normativo’.
¿Cómo hablar entonces de ‘responsabilidad’? Tradicionalmente, esta categoría refleja, tanto en la ética como en el Derecho, una relación (social, jurídico-moral) específica de un individuo con una instancia normativa (sociedad, humanidad en general, moral personal o ‘conciencia’), caracterizada por el cumplimiento de un deber. El individuo responsable, el que decide responsablemente, debe ser capaz de intervenir y responder en calidad de sujeto-autor de sus acciones, a la espera de recompensa o castigo por ellas. En términos más simples, ser responsable significará que un sujeto sea capaz de rendir cuentas de sus actos y gestos ante una instancia, ante una autoridad. Ser responsable significa responder de nuestros actos ante una instancia normativa.
A pesar de lo anterior, el propio Heidegger pareciera vacilar ante el ser responsable, al que nos acabamos de referir. En efecto, él dice que tan sólo comprendiendo la llamada, dejando que el sí-mismo más propio actúe en él, el Dasein puede ser responsable. ¿A qué se refiere entonces Heidegger, al decir que el Dasein, al reconocer su ser-culpable, alcanza la posibilidad de ser responsable? (poniendo el énfasis sólo en el “ser”, y no en la responsabilidad: ¿se trata de una responsabilidad ontológico-existencial?)
El Dasein es responsable, carga la responsabilidad por su ser, en la medida en que la existencia le es dirigida como un llamamiento a responder de sí, de su propia extrañeza. Así puede ser responsable: quedando disponible para ser interpelado, para ser llamado a asumir el hecho de tener que ser el fundamento de su ser.
Sin embargo, esto sólo afirma que la “culpabilidad” puede entenderse también como “responsabilidad”. No nos permite afirmar que ella esté alojada en la decisión. ¿Está enclavijada la responsabilidad en la decisión? ¿Y cómo, si esa decisión y esa responsabilidad no remiten a ninguna ley, sino más bien a la falta de ella? ¿Cómo afirmarse en aquello que por definición no tiene fundamento ni por qué? De inmediato surge la inevitable pregunta: ¿a qué decide la resolución al Dasein? Que la respuesta a estas preguntas sea la decisión misma, que se afirme solamente la decisión como tal, significa que no tendría ningún sentido decidir, en la analítica existencial, de aquello que el Dasein fáctico y singular debe decidir, pues ello significaría no comprender el fenómeno originario de la existencia. Sería suprimir la posibilidad de que se reconozca como culpable y en-falta de decisión por el hecho mismo de su existencia.
De esta manera, queda tan sólo un único problema: ¿se puede decidir responsablemente sin ley? Si la cuestión de la existencia sólo puede ser decidida por medio del existir mismo, y la esencia del Dasein radica en su existencia, este ente debe decidir, cada vez de nuevo, para tomar entre manos resueltamente sus posibilidades más propias y existir en ellas. Forma de cargar una responsabilidad, qué duda cabe. Sin embargo, ¿no queda de esta manera el Dasein abandonado a un mero sostenerse en la pura decisión? En la posibilidad de ser-responsable del Dasein, mediante el reconocimiento de su ser-culpable, está toda la decisión. Allí se elige en su ser rescatándose de la falta de elección, que impera en la irresolución en que está cotidianamente perdido. Esto implica cierta “fidelidad”, como un mantenerse firmemente en la decisión como tal; en la indecidibilidad en que puede sobrevenir y tener-lugar cualquier decisión singular. Fidelidad que respeta, responsablemente, el estatuto de la decisión; aquél de su recuperación y reconquista en la indecisión misma mantenida como estado de abierto del poder-decidir.
Este planteamiento ha presentado el tema de la decisión, explicando también el problema que ella implica al vincularla con la responsabilidad. En otras palabras, se ha mostrado con lo precedente la necesidad de insistir en la pregunta fundamental: ¿cómo la responsabilidad del Dasein por su propio ser está alojada en la decisión? La progresión del análisis durante el despliegue de la investigación transitó ese camino. Veamos sus trazos principales.
1) El primado de la decisión fue reconocido en la irrupción del pensamiento de Heidegger, primado que se concreta en Ser y Tiempo. La fuerza de esta obra radica en la potencia del gesto mediante el cual Heidegger instala la pregunta por el ser, concentrando a la vez en el preguntar el poder mismo del pensamiento. Con esto, el poder-preguntar se muestra fundado en el poder-decidir. Esto mismo hace de la analítica existencial un pensamiento de la decisión, es decir, hace posible sostener que la analítica existencial puede leerse bajo ese registro. En efecto, si el preguntar es el punto de partida y legitimación de la analítica, y si tal preguntar está subordinado a la decisión, es válido afirmar que la analítica existencial puede interpretarse como una teoría de la decisión. Heidegger afirma que la analítica existencial tiene raíces existentivas, lo cual significa que sólo cuando el cuestionar de la investigación filosófica es asumido existentivamente como posibilidad de ser del Dasein existente, se da la posibilidad de abordar una problemática ontológica bien fundada. Y este cuestionar existentivamente asumido está bajo el primado de la decisión, pues, como hemos repetido, la cuestión de la existencia (que se asume existentivamente en el cuestionar) sólo puede ser decidida por medio del existir mismo. Es lo que muestran y confirman los análisis que concluyeron la “ausencia de fundamento” del Dasein en su constitución ontológica (en virtud de la cual este ente debe decidir a propósito de su existencia, en la medida en que lo fundamental y decisivo para él se juega en la relación con su ser). Del mismo modo, la fijación provisional de la ‘esencia’ de la decisión mostró que ella es la que hace existir al Dasein según lo posible, esto es, como posibilidad de ser, presentando así el hecho de que la esencia del Dasein consiste en su existencia, la cual implica decidirse, en favor de la existencia, resolviéndose a ser sí-mismo, cada vez de nuevo, en su singularidad.
2) La mundaneidad de la decisión: este trabajo confirmó la íntima conexión entre los términos de la cadena conceptual empleada metodológicamente: apertura, resolución y decisión. Esta cadena reúne su sentido bajo la noción de mundaneidad de la decisión. En virtud de ella, fue posible confirmar que la decisión no está “abierta a” y “resuelta para” otra cosa que no sea el mundo de la existencia “cotidiana”, el mundo ‘inauténtico’ del Uno y la caída en el estado interpretativo público; el modo ‘impropio’ de existir. Por otra parte, esto validó la hipótesis de que el Dasein no se“retira” de ese mundo mediante la resolución-decisión, que ‘superaría’ el estado de caída. Con esto, fue posible discutir la lectura de la resolución-decisión como “sustracción” del mundo del Uno, pues, para Heidegger, la resolución es “aprehensión modificada” del Uno, nunca sustracción de él. Dan fe de ello los análisis de la apertura (que ocurre siempre en el Uno, lugar mismo de la apertura), el examen de la ‘habladuría’ y el fenómeno de la ‘caída’ (en la habladuría, la comprensión se abre y cierra a la vez, presentando el “suspenso” de la existencia. El fenómeno de la caída destaca el “estar suspendido” del Dasein entre una comprensión impropia y una propia, entre las cuales habrá de hacer la diferencia), y el análisis de la angustia y el cuidado en función de la relación propio/impropio: modificar la aprehensión es decidirse por una comprensión propia de la existencia, sobre un fondo de originaria impropiedad en que la existencia tiene lugar.
3) Decisión y responsabilidad: la investigación logró relacionar satisfactoriamente la decisión con el problema de la responsabilidad en la analítica existencial. Al enfrentar el problema de un posible ‘concepto’ de responsabilidad en Ser y Tiempo, se mostró el estar vuelto hacia la muerte como el lugar de origen del problema de la responsabilidad. Comprender correctamente la muerte como un estar vuelto hacia el fin (que es la posibilidad más propia, irrespectiva, insuperable, cierta e indeterminada) es lo que anuda las posibilidades de captar al Dasein como una totalidad y poder existir de manera propia. Ellas anunciarían una originaria responsabilidad del Dasein por su ser, donde la existencia, en su singularidad, está radicalmente puesta en juego como posibilidad que debe ser asumida (posibilidad más propia del Dasein, lugar donde la Jemeinigkeit se constituye; donde lo mismo del sí-mismo está dado por el estar vuelto hacia la muerte que me compromete a ello). Parejamente, el análisis de la llamada de la conciencia como llamada del cuidado, puso de manifiesto que en el nudo representado por la comprensión de la llamada y la atestiguación del poder-ser propio en la conciencia, se alojaría un ‘concepto’ de responsabilidad, de carácter ontológico-existencial. Finalmente, se interpretó el concepto de Schuldigsein, como aquel que reúne en su sentido tanto un ser-culpable como un ser-responsable; sentido expresado como tal en la Schuldigkeit, culpabilidad y responsabilidad originaria y a priori del Dasein por su ser. La definición de la comprensión de la llamada como querer-tener-conciencia es, de esta manera, la forma de co-responder el llamamiento de la voz de la conciencia y ser responsable. El Dasein es responsable-culpable de la existencia, en tanto que ella no le es atribuida como una esencia por cumplir, sino dirigida como un llamamiento, una provocación a despertar a su más propio ser-culpable/responsable, que proviene de su propia diferencia, de la indeterminación de ser según la cual existe.
4) ¿Se puede decidir responsablemente sin ley? Gracias a la interpretación de la Schuldigkeit como culpabilidad/responsabilidad, la cuestión de la posibilidad de una decisión responsable pudo ser planteada. Específicamente, el progreso del análisis permitió caracterizar la resolución como modo privilegiado de la apertura del Dasein, por cuanto ella pone el ser del ‘Ahí’ en la existencia de su situación. Acto seguido, fue posible preguntar a qué se decide la resolución, y luego dilucidar la respuesta que Heidegger da a ella (“la respuesta sólo puede darla el acto resolutorio mismo). Aquello a lo que se decide la resolución es mantener la decisión como tal, en la indecisión del Uno. El análisis de esta respuesta permitió deslindar la teoría de la decisión de Ser y Tiempo frente al decisionismo de C. Schmitt. Con esto, la investigación concluye que no habría ‘decisionismo’ en el tratado de 1927, en el sentido de la “decisión soberana” (que decide la excepción). Tampoco el primado de la decisión radicaría en una filosofía de la voluntad, ni en cierto ‘activismo’. Esta delimitación permitió hacer entrar definitivamente en el trabajo los contenidos propiamente ‘políticos’ que habrían en el estrato de la analítica existencial analizado. Finalmente, se analizó el concepto de fidelidad empleado por Heidegger, toda vez que la resolución es afirmada como ‘fidelidad de la existencia a su propio sí-mismo’. El concepto tendría la función de desplazar existencialmente el contenido normativo que se presupone para ser responsable, capacitando así a la existencia para comprometerse responsablemente consigo misma. Este concepto pudo interpretarse como ‘recurso poético’ -de raigambre hölderliniana- dentro de Ser y Tiempo, de acuerdo con el privilegio que el propio Heidegger concede a esa forma del discurso en la obra. Ciertamente, esto ilumina, en su carácter indicativo, aquella sección del tratado, ocupada de la historicidad, y que ha sido señalada comúnmente como aquella que más concretamente puede tener cierto contenido ‘político’ (pues, en el contexto del análisis de la temporeidad, se refiere al ‘pueblo’, el ‘destino’, el ‘espíritu’, etc., en directa vinculación con la resolución precursora).
5) Implicaciones políticas de Heidegger. Finalmente, se hizo un trabajo paralelo, atendiendo al compromiso político de Heidegger con el nazismo, sin conceder la menor caución a un discurso apologético, pero tampoco entregándose al simplismo que dicta sentencias sin entrar en los conceptos. Este asunto se enfocó desde el tema propio de la investigación, esto es, la decisión (y también la responsabilidad). El asunto fue incorporado, sin pretender ‘cerrar’ o `solucionar’ el “caso Heidegger”. De igual manera, algunos de los prejuicios de Heidegger en la analítica fueron avistados (la crítica a la ‘publicidad’ y el Uno como mundo de la ‘inautenticidad’, el apego a las representaciones de lo originario, lo propio, lo heroico, etc.). Con esto, la investigación habla de Heidegger el pensador, pero también del rector nazi (¿pero no se tratará del mismo Heidegger?). Fue posible hablar de cierta conexión entre Ser y Tiempo y el Discurso del Rectorado, comunicados íntimamente por el tema de la decisión. El preguntar, de posición central en 1927, tiene en 1933 una referencia al Geist, que es en primer lugar voluntad de saber en tanto voluntad de cuestionamiento ante el ente en su totalidad: voluntad de Fragen. Esto se concreta en la afirmación del espíritu, que es originariamente el estar resuelto, en el saber, a la esencia del ser. Afirmaciones categóricas, que, sin embargo, no pueden ‘igualar’ el compromiso del 33 con la analítica existencial. En definitiva, la decisión está presente en ambos momentos, aunque las razones por las cuales el Dasein está resuelto frente a la muerte no son las mismas que llaman al pueblo a estar resuelto a la acción en 1933. El problema, en el registro que trabajamos, radicaría en que en el Discurso la inapropiable decisión se habría apropiado, poniéndose al servicio del nacionalsocialismo (en una ‘espiritualización’ que, a pesar de la profusa literatura al respecto, sigue siendo oscura en sus alcances y consecuencias).
***
Al finalizar mi labor, pude concluir que la existencia no tiene ‘por qué’; ella es sin razón y sin objeto. Ya no son los entes presentes (y los actos, todavía entes) que apelan a un fundamento, Grund, sino la presencia sin fondo, el abismo, abgründig, la que interpela la existencia, reclamando un actuar igualmente sin fondo. Es lo que indica, desde Ser y Tiempo, el ser-fundamento de una nihilidad, la responsabilidad de la existencia resuelta, que ya vendría entendida como abismaticidad, frente a la cual debe decidirse responsablemente por su ser, en favor del estar sin fondo en que éste se juega; dando un paso más, desde el ser-fundamento, para abandonarse a este abismo. Abismo que habrá sido nombrado aquí a través de la decisión.
A propósito de esto, para terminar, recojo unas palabras del propio Heidegger, cuando afirmó que “el preguntar [Fragen] es la piedad [Frömmigkeit]del pensamiento”. Piedad y devoción del pensar de Heidegger en el cuestionar, que pone la verdad del ser como aquello por decidir. ¿Cómo ha sido posible esa piedad? ¿Cómo pudo advenir, esto es, como fue emplazada a su lugar propio? Sin duda, mediante el cuestionar el pensamiento fue puesto en su lugar, localizado mediante un gesto sublevado y resistente respecto a la tradición, a pesar de provenir de ella: tal es la decisión. Para hacerle justicia a lo que Heidegger llamó “el pensar”, diremos que, si su piedad es el preguntar, la decisión, que le precede, habrá sido desde siempre, como corte y separación emplazadora, el gesto de su rebeldía.
[1] Tomando este registro de los análisis de J.-L- Nancy.